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CAPÍTULO XIX.

los judíos, y procurando convencerlos en lo tocante al reino de Dios.

9 Mas como algunos de ellos endurecidos no creyesen, antes blasfemasen de la doctrina del Señor delante de los oyentes, apartándose de ellos, separó á los discípulos, y platicaba ó enseñaba todos los dias en la escuela de un tal Tyranno.

10 Lo que practicó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, oyeron la palabra del Señor, así judíos, como gentiles.

11 Y obraba Dios milagros extraordinarios por medio de Pablo;

12 tanto que en aplicando solamente los pañuelos y ceñidores [1] que habian tocado á su cuerpo, á los enfermos, al momento las dolencias se les quitaban, y los espíritus malignos salian fuera.

13 Tentaron asimismo ciertos judíos exorcistas que andaban girando de una parte á otra, el invocar sobre los espiritados el nombre del Señor Jesus, diciendo: Os conjuro por aquel Jesus, á quien Pablo predica.

14 Los que hacian esto, eran siete hijos de un judío llamado Sceva, príncipe de los sacerdotes.

15 Pero el maligno espíritu respondiendo, les dijo: Conozco á Jesus, y sé quien es Pablo; mas vosotros ¿quién sois?

16 Y al instante el hombre, que estaba poseido


  1. La voz griega σιμικίνθια denota los delantales de lienzo ó de piel con que trabajan los artesanos, cual era san Pablo.