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CAPÍTULO XIV.

15 que si bien en los tiempos pasados permitió que las naciones echasen cada cual por su camino,

16 no dejó con todo de dar testimonio de quién era, ó de su divinidad, haciendo beneficios desde el cielo, enviando lluvias, y los buenos temporales para los frutos, dándonos abundancia de manjares, y llenando de alegría nuestros corazones.

17 Aun diciendo tales cosas, con dificultad pudieron recabar del pueblo que no les ofreciese sacrificio.

18 Despues sobrevinieron de Antiochîa y de Iconio ciertos judíos; y habiendo ganado al populacho, apedrearon á Pablo, y le sacaron arrastrando fuera de la ciudad, dándole por muerto.

19 Mas amontonándose al rededor de él los discípulos, levantóse curado milagrosamente, y entró en la ciudad, y al dia siguiente marchó con Bernabé á Derbe.

20 Y habiendo predicado en esta ciudad el Evangelio, é instruido á muchos, volvieron á Lystra, y á Iconio, y á Antiochîa de Pisidia,

21 para corroborar los ánimos de los discípulos, y exhortarlos á perseverar en la fé; haciéndoles entender, que es preciso pasar por medio de muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios.

22 En seguida, habiendo ordenado sacerdotes en cada una de las Iglesias, despues de oraciones y ayunos, los encomendaron al Señor, en quien habian creido.

23 Y atravesando la Pisidia, vinieron á la Pamphylia,