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LIBRO DEL APOCALYPSI.

bieron su marca en las frentes, ni en las manos, que vivieron, y reinaron con Christo mil años [1].

  1. Segun san Agustín (Lib. XX. de Civ. Dei, c. VIII.) por estos mil años se denota todo el tiempo desde la muerte de Jesu-Christo hasta el fin del mundo. Durante esta época está el demonio como atado ó enfrenado por Christo, sin poder obrar, como antes lo hacia á menudo, contra los cuerpos de los hombres, ni engañarlos con los oráculos de los ídolos, etc., etc. Pero al fin del mundo quedará, como desatado por no breve tiempo, y permitirá Dios que explaye su encono contra vários hombres, para que se cumplan los sábíos é insondables designios de su infinita bondad. Puede decirse que de este texto de san Juan tuvo orígen la opinion de los milenarios, llamados así por creer que Jesu-Christo ha de reinar por el tiempo de mil años, y con él los escogidos, despues de haber vencido al Antechristo. San Agustin siguió algun tiempo esta opinion; y aunque despues la desechó, nunca se atrevió á condenada como herética, por respeto á los santos varones de la antigüedad que la sostuvieron. Lo mismo hizo san Gerónimo; el cual hablando de ella (exponiendo el cap. XX. de Jeremías) dijo; Nosotros no la seguimos; mas no nos atrevemos á condenarla, porque así pensaron muchos varones de la Iglesia y mártires: cada uno siga su opinion; y resérvese lado para el juicio del Señor. Pero es menester tener presente que hubo algunos que defendían que estos mil años se pasarían entre deleites de la carne, continuos convites, etc. Estos milenarios carnales siempre han sido condenados y detestados por la Iglesia. No obstante, aun los milenarios puros, de los cuales hablaron san Agustin y san Gerónimo, fueron impugnados desde los primeros siglos por san Dionysio de Alejandría, Cayo, presbytero de Roma, y otros. Véase Euseb. Hist. Eccles. Lib. III. c. 28, 29 y Lib. VII. c. 24. Y á la verdad, este reino de Jesu-Christo en la tierra no