y de que con tus hechizos anduvieron desatinadas todas las gentes.
24 Al mismo tiempo se halló en ella la sangre de los Profetas, y de los santos, y de lodos los que han sido muertos en la tierra.
1 Despues de estas cosas oí en el cielo como una voz de muchas gentes, que decian: Alleluya: La salvacion, y la gloria, y el poder son debidos á nuestro Dios;
2 porque verdaderos son y justos sus juicios, pues ha condenado á la gran ramera, la cual estragó la tierra con su prostitucion, y ha vengado la sangre de sus siervos derramada por las manos de ella.
3 Y segunda voz repitieron: Alleluya. Y el humo de ella ó de su incendio está subiendo por los siglos de los siglos (no se acabará jamás).
4 Y los veinte y cuatro ancianos, y los cuatro animales [1] se postraron, y adoraron á Dios que estaba sentado en el sólio, diciendo: Amen: Alleluya.
5 Y del sólio salió una voz que decia: Alabad á nuestro Dios todos sus siervos, y los que le temeis, pequeños y grandes.
- ↑ Véase antes cap. VI. v. 9.