2 Y ví asimismo como un mar de vidrio revuelto con fuego, y á los que habian vencido á la bestia y á su imágen, y al número de su nombre, que estaban sobre el mar trasparente [1], teniendo unas cítaras de Dios;
3 y cantando el cántico de Moysés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandiosas y admirables son tus obras, ¡oh Señor Dios omnipotente! justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh rey de los siglos!
4 ¿Quién no te temerá ¡oh Señor! y no engrandecerá tu santo nombre? puesto que tú solo eres el piadoso [2]: de aquí es que todas las naciones vendrán, y se postrarán en tu acatamiento, visto que tus juicios están manifiestos [3].
5 Despues de esto miré otra vez, y hé aqui que fue abierto en el cielo el Templo del tabernáculo del testimonio ó el Santa-Santorum;
6 y salieron del Templo los siete ángeles que tenian las siete plagas en sus manos [4], vestidos de lino limpio y blanquísimo, y ceñidos junto á los pechos con ceñidores de oro.
- ↑ Por este mar de cristal trasparente entienden algunos el globo del firmamento, sobre el cual reinará para siempre Jesu-Christo con todos sus escogidos reunidos á sus propios cuerpos.
- ↑ Tú solo eres lleno de bondad y misericordia.
- ↑ En el castigo que acabas de dar á los impíos.
- ↑ Esto es, todo género de castigos.