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LIBRO DEL APOCALYPSI.

15 Tambien se le concedió el dar espiritu, y habla á la imágen de la bestia [1]; y el hacer que todos cuantos no adorasen la imágen de la bestia, sean muertos.

16 A este fin hará que todos los hombres, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, tengan una marca ó sello en su mano derecha, ó en sus frentes;

17 y que ninguno pueda comprar ó vender, sino aquel que tiene la marca, o nombre de la bestia, ó el número de su nombre.

18 Aquí está el saber. Quien tiene pues inteligencia, calcule el número de la bestia [2]. Porque su nú-


  1. Por medio de un demonio que metió dentro de la figura ó estátua.
  2. A fin de conocerla, cuando venga, y no ser engañado por ella. No queremos, dice san Ireneo (Lib. V. contra Hær. c. 30.), temerariamente, y con peligro afirmar alguna cosa acerca del nombre del Antechristo; porque si en este tiempo se hubiera de haber revelado claramente su nombre, lo hubiera hecho el que tuvo esta revelacion. Entre los expositores modernos algunos creen que las señales convienen á Diocleciano; otros á Juliano Apóstata, etc. No se puede dudar que todos fueron á lo ménos símbolos ó precursores del Antechrísto. Hay quien cree que el Antechristo será un príncipe de la secta de Mahoma; porque las letras griegas de la palabra Mahometis forman la suma del número 666. Mas son muchísimas las combinaciones de letras griegas, que juntas darán aquel número; y aun no se sabe de cierto si san Juan hablaba de letras griegas ó hebreas, etc. Creamos que á su tiempo, con esto que dice aquí san Juan, y