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CAPÍTULO II.

19 Conozco tus obras, y tu fé, y candad, y tus servicios, y paciencia, y que tus obras ó virtudes últimas son muy superiores á las primeras [1].

20 Pero tengo contra tí alguna cosa; y es que permites á cierta muger Jezabel, que se dice profetisa, el enseñar y seducir á mis siervos, para que caigan en fornicacion, y coman de las cosas sacrificadas á los ídolos [2].

21 Y hele dado tiempo para hacer penitencia; y no quiere arrepentirse de su torpeza.

22 Yo la voy á reducir á una cama [3]; y los que adulteran con ella, se verán en grandísima afliccion, si no hicieren penitencia de sus perversas obras;

23 y á sus hijos y secuaces entregaré á la muerte, con lo cual sabrán todas las Iglesias, que yo soy escudriñador de interiores y corazones; y á cada uno de vosotros le daré su merecido. Entre tanto os digo á vosotros,

24 y á los demás que habitais en Thyatira: A cuantos no siguen esta doctrina, y no han conocido las honduras de Satanás ó las profundidades, como


  1. Las que hacias recien convertido á la fé.
  2. Se cree que esa Jezabel, llamada tal vez así por alusion á la perversa reina Jezabel (III. Reg. XVIII. v.4.), era alguna muger rica, que continuaba en sus placeres, sin hacer caso de la declaracion del Concilio de los apóstoles.
  3. Cargándola de dolores. I. Cor. XI. v.30.
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