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CAPÍTULO I.

y que ha de venir; y de parte de los siete espíritus, que asisten ante su trono [1];

5 y de parte de Jesu-Christo, el cual es testigo fiel, primogénito, ó el primero que resucitó de entre los muertos, y soberano de los reyes de la tierra; el cual nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

6 y nos ha hecho reino y sacerdotes de Dios Padre suyo [2]: al mismo la gloria y el imperio por los siglos de los siglos: Amen.

7 Mirad cómo viene sentado sobre las nubes del cielo, y verle han todos los ojos, y los mismos verdugos que le traspasaron ó clavaron en la cruz. Y todos los pueblos de la tierra se herirán los pechos al verle [3]: si por cierto: así será.

8 Yo soy el Alpha y la Omega [4], el principio y el


  1. Por estos siete espíritus unos entienden los siete ángeles custodios de las siete Iglesias; otros los siete primeros ángeles que asisten al trono de Dios. Tob. XII. v.15. Algunos lo entienden tambien de los siete dones del Espíritu santo.
  2. Porque despues de haber triunfado del mundo, demonio y carne, le ofrecemos las víctimas espirituales, que son las plegarias y alabanzas que salen de nuestros lábios, en lugar de becerros, carneros, etc. que ofrecian los judíos. Véase Becerros.
  3. Poseidos de un tardío é inútil arrepentimiento.
  4. Alpha y omega son los nombres de la primera y última letras del alfabeto griego, cuya lengua era la usada en el Asia menor; y esta expresion ó modismo le explica san Juan en seguida.