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EPIST. PRIMERA DE SAN PEDRO..

justicia, y él es por cuyas llagas fuisteis vosotros salvados [1].

25 Porque andábais como ovejas descarriadas, mas ahora os habeis convertido y reunido al pastor, y obispo ó superintendente de vuestras almas.

CAPÍTULO III.
Da saludables avisos á los casados en particular, y exhorta á todos los fieles á la caridad, é inocencia de vida, y á la paciencia en las adversidades, á imitacion de Jesu-Christo.

1 Asimismo las mugeres sean obedientes a sus maridos, a fin de que con eso si algunos no creen por el medio de la predicacion de la palabra, sean ganados sin ella por solo el trato con sus mugeres,

2 considerando la pureza de la vida que llevan, y el respeto que les tienen.

3 El adorno de las cuales no ha de ser por defuera con los rizos del cabello, ni con diges de oro, ni gala de vestidos [2]:

4 la persona interior, escondida en el corazon, es la que se debe adornar con el atavío incorruptible de un espíritu de dulzura y de paz, lo cual es un precioso adorno a los ojos de Dios.


  1. De las que el pecado habia hecho en todos los hombres.
  2. I. Timoth. II. v.9.