1 Hermanos mios, no intenteis conciliar la fé de nuestro glorioso Señor Jesu-Christo con la acepcion de personas [1].
2 Porque si entrando en vuestra congregacion un hombre con sortija de oro y ropa preciosa, y entrando al mismo tiempo un pobre con un mal vestido,
3 poneis los ojos en el que viene con vestido brillante, y le decís: Siéntate tú aquí en este buen lugar; diciendo por el contrario al pobre: Tú estate allí en pié, ó siéntate acá á mis pies;
4 ¿no es claro que formais un tribunal injusto dentro de vosotros mismos, y os haceis jueces de sentencias injustas [2]?
5 Oid, hermanos mios muy amados, ¿no es verdad que Dios eligió á los pobres en este mundo, para hacerlos ricos en la fé, y herederos del reino que tiene prometido á los que le aman?