5 Porque á medida que se aumentan en nosotros las aflicciones por amor de Christo, se aumenta también nuestra consolacion por Christo.
6 Porque si somos atribulados, lo somos para vuestra edificación y salud[1]; si somos consolados, lo somos para vuestra consolación[2]; si somos confortados, lo somos para confortación y salvacion vuestra, cuya obra se perfecciona con la paciencia con que sufrís las mismas penas, que igualmente sufrimos nosotros;
7 de suerte que nuestra esperanza es firme por lo tocante á vosotros, sabiendo que así como sois compañeros en las penas, asi lo seréis tambien en la consolacion.
8 Pues no quiero, hermanos, que ignoreis la tribulacion que padecimos en el Asia[3], los males de que nos vimos abrumados, tan excesivos y tan superiores á nuestras fuerzas, que nos hacian pesada la misma vida.
9 Pero si sentimos pronunciar allá dentro de nosotros el fallo de nuestra muerte, fue á fin de que no pusiésemos nuestra confianza en nosotros, sino en Dios, que resucita á los muertos;
10 el cual nos ha librado, y nos libra aun de tan graves peligros de muerte, y en quien confiamos que todavía nos ha de librar,
- ↑ Para enseñaros que las aflicciones son la herencia de los hijos de Dios en esta vida.
- ↑ Para que la esperéis igualmente en vuestros trabajos.
- ↑ Act. XIX. V. . 24.