codiciad despues dones espirituales [1], mayormente el de profecía [2].
2 Pues quien habla lenguas sin tener dicho don, no habla para los hombres, porque nadie le entiende, sino para Dios. Habla sí en espíritu cosas misteriosas [3].
3 Al paso que el que hace oficio de Profeta [4], habla con los hombres para edificacion de ellos, y para exhortarlos, y consolarlos.
4 Quien habla lenguas, se edifica á sí mismo; mas el que profetiza, edifica á la Iglesia de Dios.
5 Yo, sí, deseo que todos vosotros tengais el don de lenguas; pero mucho mas que tengais el de profecía. Porque aquel que profetiza, es preferible al que habla lenguas desconocidas, a no ser que tambien las interprete ó profetize, a fin de que la Iglesia reciba utilidad.
6 En efecto, hermanos, si yo fuere a vosotros hablando lenguas, ¿que os aprovechará, si no os hablo instruyéndoos ó con la revelacion [5], ó con la ciencia [6], ó con la profecía [7], ó con la doctrina [8]?
7 ¿No vemos aun en las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta, y el arpa, que si no
- ↑ Para la edificacion del prójimo.
- ↑ O explicacion de las cosas divinas.
- ↑ Pero sin utilidad de sus oyentes.
- ↑ Ya sea descubriendo sucesos ocultos y desconocidos, ya prorumpiendo en cánticos de alabanza, ó bien interpretando las sagradas Escrituras. Véase Profeta.
- ↑ De cosas ocultas y misteriosas.
- ↑ De las verdades de nuestra religion.
- ↑ O explicacion de las Escrituras.
- ↑ De la moral evangélica.