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EPIST. I. DE S. PABLO A LOS CORINTHIOS.

viere caridad, vengo á ser como un metal que suena, Ó campana que retiñe.

2 Y cuando tuviera el don de profecía, y penetrase todos los misterios, y poseyese todas las ciencias; cuando tuviera toda la fé posible, de manera que trasladase de una á otra parte los montes, no teniendo caridad, soy un nada.

3 Cuando yo distribuyese todos mis bienes para sustento de los pobres, y cuando entregara mi cuerpo á las llamas, si la caridad me falta, todo lo dicho no me sirve de nada.

4 La caridad es sufrida, es dulce, y bienhechora: la caridad no tiene envidia, no obra precipitada ni temerariamente, no se ensoberbece,

5 no es ambiciosa, no busca sus intereses, no se irrita, no piensa mal,

6 no se huelga de la injusticia, complácese sí en la verdad:

7 á todo se acomoda, cree todo el bien del prójimo, todo lo espera, y lo soporta todo [1].

8 La caridad nunca fenece; en lugar de que las profecías se terminaran, y cesarán las lenguas, y se acabará la ciencia.

9 Porque ahora nuestro conocimiento es imperfecto, é imperfecta la profecía.


  1. A fin de ganar para Jesu-Christo á todos los hombres: tres veces insiste aquí san Pablo en que la caridad inspira y exige la paciencia: patiens est: omnia suffert: omnia sustinet.