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CAPÍTULO XI.

mento en mi sangre [1]: haced esto cuantas veces le bebiéreis, en memoria mia.

26 Pues todas las veces que comiéreis este pan, y bebiéreis este cáliz, anunciaréis ó representaréis la muerte del Señor hasta que venga.

27 De manera que cualquiera que comiere este pan, ó bebiere el cáliz del Señor indignamente, reo será del cuerpo, y de la sangre del Señor.

28 Por tanto examínese á sí mismo el hombre; y de esta suerte [2] coma de aquel pan, y beba de aquel Cáliz.

29 Porque quien le come, y bebe indignamente, se traga, y bebe su propia condenacion [3]; no haciendo el debido discernimiento del cuerpo del Señor.

30 De aquí es que hay entre vosotros muchos enfermos, y sin fuerzas, y muchos que mueren [4].

31 Que si nosotros entrásemos en cuentas con nosotros mismos, ciertamente no seriamos así juzgados por Dios.

32 Si bien cuando lo somos, el Señor nos castiga como á hijos, con el fin de que no seamos condenados juntamente con este mundo.

33 Por lo cual, hermanos mios, cuando os reunís para esas comidas de caridad, esperáos unos á otros.


  1. Véase Testamento.
  2. Hallando pura su conciencia.
  3. Véase Alianza.
  4. En castigo de recibir indignamente el cuerpo del Señor.