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CAPÍTULO XI.

la divisa de la sujecion, y tambien por respeto á los ángeles [1].

11 Bien es verdad que ni el varon por Ley del Señor existe sin la muger, ni la muger sin el varon.

12 Pues así como la muger al principio fue formada del varon, así tambien ahora el varon nace de la muger; y todo por disposicion de Dios [2].

13 Sed jueces vosotros mismos: ¿es decente á la muger hacer en público oracion a Dios sin velo?

14 ¿No es así que la naturaleza misma, ó la comun opinion, os dicta, que no es decente al hombre el dejar crecer siempre su cabellera;

15 al contrario, para la muger es gloria el dejarse crecer el pelo, porque los cabellos le son dados a manera de velo para cubrirse?

16 Pero si no obstante estas razones alguno se muestra terco, le dirémos que nosotros no tenemos esa costumbre, ni la Iglesia de Dios [3].

17 Por lo que toca á vuestras asambleas, yo os declaro que no puedo alabaros, pues ellas en lugar de seros útiles, os sirven de daño.

18 Primeramente oigo que al juntaros en la Igle-


  1. Que asisten al sacrificio; y por no ofender con su inmodestia á los sacerdotes que le ofrecen.
  2. A fin de que ni abuse el hombre de su superioridad, ni la muger se alze á mayores
  3. Esto es, de que las mugeres comparezcan descubiertas en el Templo.