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EPIST. I. DE S. PABLO A LOS CORINTHIOS.

33 Al contrario el que tiene muger, anda afanado en las cosas del mundo, y en cómo ha de agradar á la muger, y así se halla dividido.

34 De la misma manera la muger no casada, y una vírgen, piensa en las cosas de Dios; para ser santa en cuerpo y alma. Mas la casada piensa en las del mundo, y en cómo ha de agradar al marido.

35 Por lo demas, yo digo esto para provecho vuestro, no para echaros un lazo y obligaros á la continencia; sino solamente para exhortaros á lo mas loable, y á lo que habilita para servir á Dios sin ningun embarazo.

36 Mas si á alguno le parece que es un deshonor que su hija pase la flor de la edad sin contraer matrimonio, y juzga deber casarla, haga lo que quisiere: no peca, si ella se casa.

37 Aunque por otra parte quien ha hecho en su interior la firme resolucion de conservar vírgen a su hija, no teniendo necesidad de obrar de otro modo, sino pudiendo disponer en esto de su voluntad, y así lo ha determinado en su corazon [1], este tal obra bien.

38 En suma, el que da su hija en matrimonio, obra bien; mas el que no la da, obra mejor.

39 La muger esta ligada á la ley del matrimonio, miéntras que vive su marido; pero si su marido fallece, queda libre: cásese con quien quiera, con tal que sea segun el Señor.


  1. A lo cual se conforma libremente la hija.