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EPIST. I. DE S. PABLO A LOS CORINTHIOS.

18 Nadie se engañe á sí mismo: si alguno de vosotros se tiene por sábio segun el mundo, hágase necio á los ojos de los mundanos, á fin de ser sábio á los de Dios.

19 Porque la sabiduría de este mundo, es necedad delante de Dios. Pues está escrito [1]: Yo prenderé á los sabios en su propia astucia [2].

20 Y en otra parte [3]: El Señor penetra las ideas de los sábios, y conoce la vanidad de ellas.

21 Por tanto nadie se gloríe en los hombres [4].

22 Porque todas las cosas son vuestras, bien sea Pablo, bien—Apollo, bien Céphas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro: todo es vuestro ó hecho para vuestro bien:

23 vosotros empero sois de Christo; y Christo es de Dios su Padre.

CAPÍTULO IV.
Oficio del verdadero apóstol, y estima que se merece. Sigue reprendiendo con singular energía y mansedumbre á los corinthios.

1 A nosotros pues nos ha de considerar el hombre como unos ministros de Christo, y dispensadores de los misterios de Dios.


  1. Job. V. v.13.
  2. Y haré que queden enredados en sus mismos discursos y sutilezas.
  3. Psalm. XCIII. v.11.
  4. Ni de ser discípulo de este apóstol, ni del otro.

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