2 Puesto que no me he preciado de saber [1] otra cosa entre vosotros, sino á Jesu-Christo, y este crucificado.
3 Y mientras estuve ahí entre vosotros, estuve siempre con mucha pusilanimidad ó humillacion, mucho temor, y en contínuo susto;
4 y mi modo de hablar, y mi predicacion, no fue con palabras persuasivas de humano saber, pero sí con los efectos sensibles del espiritu y de la virtud de Dios,
5 para que vuestra fé no estribe en saber de hombres, sino en el poder de Dios.
6 Esto no obstante enseñamos sabiduría entre los perfectos ó verdaderos cristianos; mas una sabiduría, no de este siglo [2], ni de los príncipes de este siglo, los cuales son destruidos con la cruz,
7 sino que predicamos la sabiduría de Dios en el misterio de la encarnacion, sabiduría recóndita, la cual predestinó y preparó Dios antes de los siglos para gloria nuestra;
8 sabiduría que ninguno de los príncipes de este siglo ha entendido: que si la hubiesen entendido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria;
9 y de la cual está escrito [3]: Ni ojo alguno vió, ni oreja oyó, ni pasó á hombre por pensamiento cuálesEsto: es, de predicar.