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EPIST. I. DE S. PABLO A LOS CORINTHIOS.

14 Ahora que sé esto, doy gracias á Dios, de que á ninguno de vosotros he bautizado por mí mismo, sino. á Crispo, y á Cayo;

15 para que no pueda decir nadie que habeis sido bautizados en mi nombre.

16 Verdad es que bautizó tambien a la familia de Estéphanas: por lo demas no me acuerdo haber bautizado á otro alguno que yo sepa.

17 Porque no me envió Christo á bautizar, sino á predicar el Evangelio; y á predicarle, sin valerme para eso de la elocuencia de palabras ó discursos de sabiduría humana, para que no se haga inútil la cruz de Jesu-Christo[1].

18 A la verdad que la predicacion de la Cruz, ó de un Dios crucificado, parece una necedad á los ojos de los que se pierden; mas para los que se salvan, esto es, para nosotros, es la virtud y poder de Dios [2].

19 Así está escrito [3]: Destruiré la sabiduría de los sábios, y desecharé la prudencia de los prudentes.

20 ¿En dónde están los sábios? ¿en dónde los Escribas ó doctores de la Ley? ¿en dónde esos espíritus curiosos de las ciencias de este mundo [4]? ¿No


  1. Y á fin de impedir que se atribuyese á la fuerza de la elocuencia la conversion del mundo, que es obra de la Cruz.
  2. O el medio eficacísimo de que se vale para justificarnos.
  3. Is. XXIX. v.14.
  4. Jerem. XXXIII. v.18.