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CAPÍTULO XII.

4 Porque así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, mas no todos los miembros tienen un mismo oficio;

5 así nosotros, aunque seamos muchos, formamos en Christo un solo cuerpo, siendo todos recíprocamente miembros los unos de los otros.

6 Tenemos por tanto dones diferentes, segun la gracia que nos es concedida; por lo cual el que ha recibido el don de profecía [1], úsele siempre segun la regla de la fé;

7 el que ha sido llamado al ministerio de la Iglesia, dedíquese á su ministerio; el que ha recibido el don de enseñar, aplíquese a enseñar;

8 el que ha recibido el don de exhortar, exhorte; el que reparte limosna, déla con sencillez; el que preside ó gobierna, sea con vigilancia; el que hace obras de misericordia, hágalas con apacibilídad y alegría.

9 El amor sea sin fingimiento. Tened horror al mal, y aplicaos perennemente al bien;

10 amándoos recíprocamente con ternura y caridad fraternal; procurando anticiparos unos á otros en las señales de honor y de deferencia.

11 No seais flojos en cumplir vuestro deber: sed fervorosos de espíritu, acordándoos que el Señor es á quien servis:

12 alegráos con la esperanza del premio: sed sufridos en la tribulacion: en la oracion continuos:


  1. Véase Profeta.