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EPÍST. DE S. PABLO A LOS ROMANOS.

20 Bien está: por su incredulidad fueron cortadas. Tú empero estás ahora firme en el árbol, por medio de la fé; mas no te engrías, antes bien vive con temor.

21 Porque si Dios no perdonó á las ramas naturales, ó á los judíos, debes temer que ni á tí tampoco te perdonará.

22 Considera pues la bondad, y la severidad de Dios: la severidad para con aquellos que cayeron, y la bondad de Dios para contigo, si perseverares en el estado en que su bondad te ha puesto; de lo contrario tú tambien serás cortado.

23 Y todavía ellos mismos, si no permanecieren en la incredulidad, serán otra vez unidos á su tronco; pues poderoso es Dios para ingerirlos de nuevo,

24 Porque si tú fuiste cortado del acebuche, que es tu tronco natural, é ingerto contra natura en la oliva castiza, ¿con cuanta mayor razon serán ingertas en su propio tronco las ramas naturales del mismo olivo!

25 Por tanto no quiero, hermanos, que ignoreis este misterio [1], (á fin de que no tengais sentimientos presuntuosos de vosotros mismo) y es, que una parte de Israél ha caido en la obcecacion, hasta tanto que la plenitud de las naciones haya entrado en la Iglesia:

26 entónces salvarse ha todo Israél, segun está escrito [2]: Saldrá de Sion el Libertador ó Salvador, que desterrará de Jacob la impiedad.


  1. Esto es, la futura conversion de los judíos.
  2. Is. LIX. v.20.