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EPÍST. DE S. PABLO A LOS ROMANOS.

no de grado, sino por causa de aquel que les puso tal sujecion; con la esperanza

21 de que serán tambien ellas mismas libertadas de esa servidumbre á la corrupcion, para participar de la libertad y gloria de los hijos de Dios.

22 Porque sabemos que hasta ahora todas las criaturas están suspirando por dicho dia, y como en dolores de parto.

23 Y no solamente ellas, sino tambien nosotros mismos que tenemos ya las primicias del Espíritu santo, nosotros, con todo eso, suspiramos de lo íntimo del corazon, aguardando el efecto de la adopcion de los hijos de Dios, esto es, la redencion de nuestro cuerpo [1].

24 Porque hasta ahora no somos salvos, sino en esperanza. Y no se dice que alguno tenga esperanza de aquello que ya vé y posee; pues lo que uno ya vé ó tiene, ¿cómo lo podrá esperar?

25 Si esperamos pues lo que no vemos todavía, claro está que lo aguardamos por medio de la paciencia.

26 Y ademas el Espíritu divino ayuda á nuestra flaqueza, pues no sabiendo siquiera que hemos de pedir en nuestras oraciones, ni cómo conviene hacerlo; el mismo Espíritu hace, ó produce en nuestro interior, nuestras peticiones á Dios con gemidos [2] que son inexplicables.


  1. De las miserias de esta vida, por medio de su resurreccion.
  2. En que la gracia hace prorumpir á nuestro corazon. S. Joann. Chrys. Homil. XIV. ad Roman.