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CAPÍTULO VII.

cado, habeis venido á ser siervos de la justicia ó santidad.

19 Voy á decir una cosa, hablando á lo humano, en atencion á la flaqueza de vuestra carne, y es, que así como habeis empleado los miembros de vuestro cuerpo en servir á la impureza, y á la injusticia para cometer iniquidad, así ahora los empleeis en servir á la justicia para santificaros.

20 Porque cuando érais esclavos del pecado, estuvisteis como exentos del imperio de la justicia [1].

21 Mas ¿y qué fruto sacásteis entónces de aquellos desórdenes de que al presente os avergonzais? En verdad que la muerte es el fin á que conducen.

22 Por el contrario, ahora habiendo quedado libres del pecado, y hechos siervos de Dios, cogeis por fruto vuestro la santificacion, y por fin la vida eterna.

23 Porque el estipendio y paga del pecado es la muerte. Empero la vida eterna es una gracia de Dios por Jesu-Christo nuestro Señor.

CAPÍTULO VII.
Ventaja grandísima del hombre en el estado dela Ley de gracia, comparado con el que tenia por razon del pecado en la Ley antigua. Combate la carne contra el espíritu.

1 ¿Ignorais acaso, hermanos, (ya que hablo con


  1. Negándoos á obrar lo que ella prescribe.