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CAPÍTULO I.

ensoberbecidos devanearon en sus discursos, y quedó su insensato corazon lleno de tinieblas;

22 y mientras que se jactaban de sábios, pararon en ser unos necios;

23 hasta llegar á transferir á un simulacro en imagen de hombre corruptible, y á figuras de aves, y de bestias cuadrúpedas, y de serpientes, el honor debido solamente á Dios, incorruptible ó inmortal.

24 Por lo enal Dios los abandonó á los deseos de su depravado corazon, á los vicios de la impureza; en tanto grado, que deshonraron ellos mismos sus propios cuerpos:

25 ellos que habian colocado la mentira en el lugar de la verdad de Dios, dando cuilo, y sirviendo á las criaturas en lugar de adorar al Criador, solamente el cual es digno de ser bendito por todos los siglos. Amen.

26 Por eso los entregó Dios á pasiones infames. Pues sus mismas mugeres invirtieron el uso natural, en el que es contrario á la naturaleza.

27 Del mismo modo tambien los varones, desechando el uso natural de la hembra, se abrasaron en amores brutales de unos con otros, cometiendo torpezas nefandas varones con varones, y recibiendo en sí mismos la paga merecida de su obcecacion.

28 Pues como no quisieron reconocer á Dios, Dios los entregó a un réprobo sentido [1], de suerte que han hecho acciones indignas del hombre,


  1. En pena de no haber hecho uso del conocimiento natural que tenian de Dios.