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EPÍST. DE S. PABLO A LOS ROMANOS.

14 Deudor soy igualmente á griegos y a bárbaros [1], á sabios y á ignorantes:

15 así (por lo que á mi toca) pronto estoy á predicar el Evangelio, tambien a los que vivís en Roma.

16 Que no me avergüenzo yo del Evangelio; siendo él, como es, la virtud de Dios para salvar á todos los que creen: á los judíos primeramente, y despues á los gentiles.

17 Y en el Evangelio es en donde se nos ha revelado la justicia [2] que viene de Dios, la cual nace de la fé, y se perfecciona en la fé, segun aquello que está escrito [3]: El justo vive por la fé.

18 Se descubre tambien en él la ira de Dios, que descargará del cielo sobre toda la impiedad é injusticia de aquellos hombres, que tienen aprisionada injustamente la verdad de Dios;

19 puesto que ellos han conocido claramente lo que se puede conocer de Dios. Porque Dios se lo ha manifestado.

20 En efecto, las perfecciones invisibles de Dios, aun su eterno poder y su divinidad, se han hecho visibles despues de la creacion del mundo, por el conocimiento que de ellas nos dan sus criaturas; y así tales hombres no tienen disculpa.

21 Porque habiendo conocido á Dios, no le glorificaron como á Dios, ni le dieron gracias; sino que