que tengo de la promesa hecha por Dios á nuestros padres:
7 promesa cuyo cumplimiento esperan nuestras doce tribus, sirviendo á Dios noche y dia. Por esta esperanza, ¡oh rey! soy acusado yo de los judíos.
8 Pues qué, ¿juzgais acaso increible el que Dios resucite á los muertos?
9 Yo por mí estaba persuadido de que debia proceder hostilmente contra el nombre de Jesus nazareno,
10 como ya lo hice en Jerusalem, donde no solo metí á muchos de los santos ó fieles en las cárceles, con poderes que para ello recibí de los príncipes de los sacerdotes, sino que siendo condenados á muerte, yo di tambien mi consentimiento.
11 Y andando con frecuencia por todas las synagogas, los obligaba á fuerza de castigos á blasfemar del nombre de Jesus; y enfurecido mas de cada dia contra ellos, los iba persiguiendo basta en las ciudades extrangeras.
12 En este estado, yendo un dia á Damasco, con poderes y comision de los príncipes de los sacerdotes,
13 siendo el medio dia, ví, ¡oh rey! en el camino una luz del cielo mas resplandeciente que el sol, la cual con sus rayos me rodeó á mí, y á los que iban juntamente conmigo.
14 Y habiendo todos nosotros caido en tierra, oí una voz que me decia en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por que me persigues? duro empeño es para ti el dar coces contra el aguijon.