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CAPÍTULO XXIII.

le conduzcan sin peligro de su vida al gobernador Félix,

25 (porque temió el tribuno que los judíos le arrebatasen, y matasen, y despues él mismo padeciese la calumnia de haberlo permitido, sobornado con dinero) y al mismo tiempo escribió una carta al gobernador Félix, en los términos siguientes:

26 Claudio Lysias al óptimo gobernador Félix, salud.

27 A ese hombre preso por los judíos, y á punto de ser muerto por ellos, acudiendo con la tropa le libré, noticioso de que era ciudadano romano;

28 y queriendo informarme del delito de que le acusaban, condújele á su synedrio ó consistorio.

29 Allí averigüé que es acusado sobre cuestiones de su ley de ellos, pero que no ha cometido ningun delito digno de muerte ó de prision.

30 Y avisado despues de que los judíos le tenian urdidas asechanzas, te lo envío á tí, previniendo tambien á sus acusadores, que recurran á tu tribunal. Ten salud.

31 Los soldados pues segun la órden que se les habia dado, encargándose de Pablo, le condujeron de noche á la ciudad de Antipátrida.

32 Al dia siguiente dejando á los de á caballo para que le acompañasen, volviéronse los demas á la fortaleza.

33 Llegados que fueron á Cesarea, y entregada la carta al gobernador, le presentaron asimismo á Pablo.