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SAN MATHEO.

35 cumpliéndose lo que habia dicho el Profeta [1]: Abriré mi boca para hablar con parábolas, publicaré cosas misteriosas que han estado ocultas desde la creacion del mundo.

36 Entonces Jesus, despedido el auditorio, volvió á casa; y rodeándole sus discípulos, le dijeron: Esplícanos la parábola de la zizaña sembrada en el campo.

37 El cual les respondió: El que siembra la buena simiente, es el Hijo del hombre.

38 El campo es el mundo: la buena simiente son los hijos del reino: la zizaña los hijos del maligno espíritu.

39 El enemigo que la sembró, es el diablo: la siega es el fin del mundo: los segadores son los ángeles.

40 Y así como se recoge la zizaña y se quema en el fuego, asi sucederá al fin del mundo:

41 enviará el Hijo del hombre á sus ángeles, y quitaran de su reino a todos los escandalosos, y á cuantos obran la maldad;

42 y los arrojarán en el horno del fuego. Allí será el llanto y el crujir de dientes.

43 Al mismo tiempo los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oidos para entenderlo, entiéndalo.

44 Es tambien semejante el reino de los cielos á un tesoro escondido en el campo, que si lo halla un hombre, lo encubre de nuevo, y gozoso del hallazgo va, y vende todo cuanto tiene, y compra aquel campo.