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CAPÍTULO XIII.

cierto enemigo suyo, y sembró zizaña en medio del trigo, y se fue.

26 Estando ya el trigo en yerba, y apuntando la espiga, descubrióse asimismo la zizaña.

27 Entonces los criados del padre de familias acudieron á él, y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? Pues ¿cómo tiene zizaña?

28 Respondióles: Algun enemigo mio la habrá sembrado. Replicaron los criados: ¿Quieres que vayamos a cogerla?

29 A lo que respondió: No, porque no suceda que arrancando la zizaña, arranqueis juntamente con ella el trigo.

30 Dejad crecer uno y otro hasta la siega, que al tiempo de la siega yo diré á los segadores: Coged primero la zizaña, y haced gavillas de ella para el fuego, y meted despues el trigo en mi granero.

31 Propúsoles otra parábola diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que tomó en su mano un hombre, y le sembró en su campo,

32 el cual es á la vista menudísimo entre todas las semillas; mas en creciendo, viene á ser mayor que todas las legumbres, y hácese árbol, de forma que las aves del cielo bajan, y posan en sus ramas.

33 Y añadió esta otra parábola. El reino de los cielos es semejante á la levadura, que cogió una muger y mezclóla con tres satos ó celemínes de harina, hasta que toda la masa quedó fermentada.

34 Todas estas cosas dijo Jesus al pueblo por parábolas, sin las cuales no solia predicarles;