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SAN MATHEO.

17 Con lo cual se cumplió la profecía de Isaias, que dice [1]:

18 Ved ahí el siervo mio, á quien yo tengo elegido; el amado mio, en quien mi alma se ha complacido plenamente. Pondré sobre él mi espíritu, y anunciará la justicia a las naciones.

19 No contenderá con nadie, no voceará, ni oirá ninguno su voz ó gritar en las plazas:

20 no quebrara la caña cascada, ni acabara de apagar la mecha que aun humea, hasta que haga triunfar la justicia de su causa:

21 y en su nombre pondrán las naciones su esperanza.

22 Fuele á la sazon traido un endemoniado [2], ciego y mudo, y le curó, de modo que desde luego comenzó a hablar y ver.

23 Con lo que todo el pueblo quedó asombrado, y decia: ¿Es este tal vez el Hijo de David, el Mesías?

24 Pero los Fariseos oyéndolo, decian: Este no lanza los demonios sino por obra de Beelzebúb, príncipe de los demonios.

25 Entonces Jesus penetrando sus pensamientos, díjoles: Todo reino dividido en facciones contrarias, será desolado; y cualquiera ciudad, ó casa dividida en bandos, no subsistirá.

26 Y si Satanás echa fuera á Satanás, es contrario á sí mismo: ¿cómo pues ha de subsistir su reino?

27 Que si yo lanzo los demonios en nombre de