ná, y no obstante murieron. Quien come este pan, vivirá eternamente.
60 Estas cosas las dijo Jesus, enseñando en la synagoga de Capharnaum.
61 Y muchos de sus discípulos habiéndolas oido, dijeron: Dura es esta doctrina, ¿y quién es el que puede escucharla?
62 Mas Jesus sabiendo por sí mismo, que sus discípulos murmuraban de esto, díjoles: ¿Esto os escandaliza?
63 ¿Pues que será si viéreis al Hijo del hombre subir á donde antes estaba?
64 El espíritu es quien da la vida: la carne ó el sentido carnal de nada sirve para entender este misterio: las palabras que yo os he dicho, espíritu y vida son.
65 Pero entre vosotros hay algunos que no creen. Que bien sabia Jesus desde el principio, cuáles eran los que no creian, y quién le habia de entregar.
66 Así decia: Por esta causa os he dicho que nadie puede venir a mí, si mi Padre no se lo concediere.
67 Desde entónces muchos de sus discípulos dejaron de seguirle; y ya no andaban con él.
68 Por lo que dijo Jesus á los doce apóstoles: ¿Y vosotros quereis tambien retiraros?
69 Respondióle Simon Pedro: Señor, ¿á quién iremos? tú tienes palabras de vida eterna;
70 y nosotros hemos creido, y conocido que tú eres el Christo, el Hijo de Dios.
71 Replicóle Jesus: Pues qué ¿no soy yo el que