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CAPÍTULO VI.

13 Hiciéronlo así, y llenaron doce costos de los pedazos que habian sobrado de los cinco panes de cebada, despues que todos hubieron comido.

14 Visto el milagro que Jesus habia hecho, decian aquellos hombres: Este sin duda es el gran Profeta que ha de venir al mundo [1].

15 Por lo cual, conociendo Jesus que habian de venir para llevársele por fuerza, y levantarle por rey, huyóse él solo otra vez al monte.

16 Siendo ya tarde, sus discípulos bajaron á la orilla del mar.

17 Y habiendo entrado en un barco, iban atravesando el mar ácia Capharnaum: era ya noche cerrada, y Jesus no se habia juntado todavía con ellos.

18 Entre tanto el mar, soplando un viento muy recio, se hinchaba.

19 Despues de haber remado como unos veinte y cinco ó treinta estadios, ven venir á Jesus andando sobre las olas, y arrimarse á la nave, y creyéndole una fantasma, se asustaron.

20 Mas él les dijo luego: Soy yo, no teneis que temer.

21 Quisieron pues recibirlo consigo a bordo; y la barca tocó luego en el sitio á donde se dirigían.

22 Al dia siguiente, aquel gentío que se habia quedado en la otra: parte del mar, advirtió entónces que


  1. Para reinar en Israél, y librarle del poder de sus enemigos.