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CAPÍTULO V.

cucha mi palabra, y cree á aquel que me ha enviado, tiene la vida eterna, y no incurre en sentencia de condonacion, sino que ha pasado ya de muerte á vida.

25 En verdad, en verdad os digo, que viene tiempo, y estamos ya en él, en que los muertos oirán la voz ó la palabra del Hijo de Dios; y aquellos que la escucharen, reviviran [1].

26 Porque así como el Padre tiene en sí mismo la vida, así tambien ha dado al Hijo el tener la vida en sí mismo.

27 Y le ha dado la potestad de juzgar, en cuanto es Hijo del hombre.

28 No teneis que admiraros de esto, pues vendrá tiempo en que todos los que están en los sepulcros, oirán la voz del Hijo de Dios;

29 y saldrán los que hicieron buenas obras, a resucitar para la vida eterna; pero los que las hicieron malas, resucitarán para ser condenados.

30 No puedo yo de mí mismo hacer cosa alguna. Yo sentencio segun oigo de mi Padre; y mi sentencia es justa, porque no pretendo hacer mi voluntad, sino la de aquel que me ha enviado.

31 Vosotros estais pensando que si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es idóneo.

32 Mas otro hay que da testimonio de mí; y sé que


  1. Segun san Agustin, y otros santos Padres, aquí se habla de la resurreccion Espiritual de los pecadores.