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SAN LUCAS.

un tiro de piedra, hincadas las rodillas, hacia oracion,

42 diciendo: Padre mio, si es de tu agrado, aleja de mi este cáliz: no obstante, no se haga mi voluntad, sino la tuya [1].

43 En esto se le apareció un ángel del cielo, confortándole [2]. Y entrando en agonía, oraba con mayor intension.

44 Y vínole un sudor como de gotas de sangre que chorreaba hasta el suelo.

45 Y levantándose de la oracion, y viniendo á sus discípulos, hallólos dormidos por causa de la tristeza.

46 Y díjoles: ¿Por qué dormís? levantáos, y orad, para no caer en tentacion.

47 Estando todavía con la palabra en la boca, sobrevino un tropel de gente, delante de la cual iba uno de los doce, llamado Júdas, que se arrimó á Jesus para besarle.

48 Y Jesus le dijo: ¡Oh Judas! ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?

49 Viendo los que acompañaban á Jesus, lo que iba á suceder, le dijeron: Señor, ¿herirémos con la espada?


  1. No lo que dicta mi natural voluntad ó apetito, sino le que quiere tambien mi voluntad humana, enteramente conforme á la tuya.
  2. Aunque no tenia necesidad de este socorro, con todo quiso ser consolado y confortado por un ángel, para enseñarnos á vencer nuestras repugnancias, y á esperar de Dios el socorro en las penas.