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SAN LUCAS.

36 ¿Dónde, Señor, replicaron ellos, dónde será esto?

37 Jesus les respondió: Do quiera que esté el cuerpo ó cadáver, allá volarán las águilas.

CAPÍTULO XVIII.
Parábolas de la viuda, y del mal juez, y del Fariseo, y del publicano. Jesus recibe amorosamente á los niños. Da consejos de perfeccion. Muestra el peligro de las riquezas, y cura al ciego de Jerichô. (Matth. 19, 20, 23. Marc. 10.)

1 Propúsoles tambien esta parábola, para hacer ver que conviene orar perseverantemente y no desfallecer,

2 diciendo: En cierta ciudad habia un juez, que ni tenia temor de Dios, ni respeto á hombre alguno.

3 Vivia en la misma ciudad una viuda, la cual solia ir á él, diciendo: Hazme justicia de mi contrario.

4 Mas el juez en mucho tiempo no quiso hacérsela. Pero despues dijo para consigo: Aunque yo no temo á Dios, ni respeto á hombre alguno,

5 con todo, para que me deje en paz esta viuda, le haré justicia, á fin de que no venga de contínuo á romperme la cabeza.

6 Ved, añadió el Señor, lo que dijo ese juez inícuo;

7 y ¿creeréis que Dios dejará de hacer justicia á sus escogidos que claman á él dia y noche, y que ha de sufrir siempre que se les oprima?

8 Os aseguro que no tardará en vengarlos de los