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CAPÍTULO XVI.

25 Respondióle Abraham: Hijo, acuérdate que recibiste bienes durante tu vida, y Lázaro al contrario males; y así este ahora es consolado, y tú atormentado:

26 fuera de que, entre nosotros y vosotros está de por medio un abismo insondable; de suerte que los que de aquí quisieran pasar á vosotros, no podrian, ni tampoco de ahí pasar acá.

27 Ruégote pues, ¡oh padre! replicó el rico, que le envíes á casa de mi padre,

28 donde tengo cinco hermanos, á fin de que los aperciba, y no les suceda á ellos, por seguir mi mal ejemplo, el venir tambien a este lugar de tormentos.

29 Replicóle Abraham: Tienen á Moysés y á los Profetas: escúchenlos.

30 No basta esto, dijo él, ¡oh padre Abraham! pero si alguno de los muertos fuere á ellos, harán penitencia.

31 Respondióle Abraham: Si a Moysés y á los Profetas no los escuchan [1], aun cuando uno de los muertos resucite, tampoco le darán crédito.


  1. Si no escuchan á Moysés y á los Profetas, que creen inspirados por Dios, ¿cómo harian caso de un muerto que resucitase? Dirian que todo era una ficcion y apariencia, y lo atribuirían á magia. Tal vez el Señor aludió con estas palabras á lo que sucedió en su resurreccíon, en la de Lázaro, etc.