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CAPÍTULO XVI.

8 Habiéndolo sabido el amo, alabó á este mayordomo infiel, no por su infidelidad, sino de que hubiese sabido portarse sagazmente; porque los hijos de este siglo, ó amadores del mundo, son en sus negocios mas sagaces que los hijos de la luz ó del Evangelio, en el negocio de su eterna salud.

9 Así os digo yo á vosotros: Grangeáos amigos con las riquezas, manantial de iniquidad, para que, cuando falleciéreis, seais recibidos en las moradas eternas.

10 Quien es fiel en lo poco, tambien lo es en lo mucho; y quien es injusto en lo poco, tambien lo es en lo mucho.

11 Si en las falsas riquezas no habeis sido fieles, ¿quién os fiará las verdaderas ó las de la gracia?

12 Y si en lo ageno no fuísteis fieles, ¿quién pondrá en vuestras manos lo propio vuestro?

13 Ningun criado puede servir á dos amos; porque ó aborrecerá al uno, y amará al otro, ó se aficionará al primero, y no hará caso del segundo: no podeis servir á Dios y á las riquezas.

14 Estaban oyendo todo esto los Fariseos, que eran avarientos, y se burlaban de él.

15 Mas Jesus les dijo: Vosotros os vendeis por justos delante de los hombres; pero Dios conoce el fondo de vuestros corazones: porque sucede á menudo que lo que parece sublime á los ojos humanos, á los de Dios es abominable.

16 La Ley y los Profetas han durado hasta Juan: despues acá ya el reino de Dios es anunciado clara-