1 Decia tambien Jesus á sus discípulos: Érase un hombre rico, que tenia un mayordomo, del cual por la voz comun vino á entender que le habia disipado sus bienes.
2 Llamóle pues, y díjole: ¿Qué es esto que oigo de tí? dame cuenta de tu administracion, porque no quiero que en adelante cuides de mi hacienda.
3 Entónces el mayordomo dijo entre si: ¿Qué haré, pues mi amo me quita la administracion de sus bienes? yo no soy bueno para cavar, y para mendigar no tengo cara.
4 Pero ya sé lo que he de hacer, para que, cuando sea removido de mi mayordomía, halle yo personas que me reciban en su casa.
5 Llamando pues á los deudores de su amo á cada uno de por sí, dijo al primero: ¿Cuánto debes á mi amo?
6 Respondió: Cien barriles de aceite. Díjole: Toma tu obligacion, siéntate, y haz al instante otra de cincuenta.
— 7 Dijo despues á otro: ¿Y tú cuánto debes? Respondió: Cien coros ó cargas de trigo. Díjole: Toma tu obligacion, y escribe otra de ochenta.