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CAPÍTULO XIV.

2 Y hé aquí que se puso delante de él un hombre hidrópico.

3 Y Jesus vuelto á los doctores de la Ley, y á los Fariseos, les preguntó: ¿Es lícito curar en dia de sábado?

4 Mas ellos callaron. Y Jesus habiendo tocado al hidrópico, con solo tocarle le curó, y despachóle.

5 Dirigiéndose despues á ellos, les dijo: ¿Quien de vosotros, si su asno ó su buey cae en algun pozo ó pantano, no le sacará luego, aunque sea dia de sábado?

6 Y no sabian qué responder á esto.

7 Notando entonces que los convidados iban escogiendo los primeros puestos en la mesa, les propuso esta parábola, y dijo:

8 Cuando fueres convidado á bodas, no te pongas en el primer puesto, porque no haya quizá otro convidado de mas distincion que tú;

9 y sobreviniendo el que á tí y á él os convidó, te diga: Haz lugar á este; y entonces con sonrojo te veas precisado á ponerte el último:

10 antes bien, cuando fueres convidado, vete á poner en el último lugar, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube mas arriba. Lo que te acarreará honor á vista de los demas convidados:

11 así es que cualquiera que se ensalza, será humillado; y quien se humilla, será ensalzado.

12 Decía tambien al que le habia convidado: Tú, cuando das comida ó cena, no convides á tus amigos,