— 31 En el mismo dia vinieron algunos Fariseos á decirle: Sal de aquí, y retírate á otra parte, porque Heródes quiere matarte.
32 Y les respondió: Andad, y decid de mi parte á ese falso y raposo: Sábete que aun he de lanzar demonios, y sanar enfermos el dia de hoy y el de mañana; pero dentro de poco tiempo al tercer dia soy finado.
33 No obstante, así hoy, como mañana, y pasado mañana conviene que yo siga mi camino hasta llegar á la ciudad; porque no cabe que un Profeta pierda la vida fuera de Jerusalem.
31 ¡Oh Jerusalem, Jerusalem, que matas á los Profetas, y apedreas á los que á tí son enviados! ¿cuántas veces quise recoger á tus hijos, á la manera que el ave cubre su nidada debajo de sus alas, y tú no has querido?
35 ¡Pueblo ingrato! hé aquí que vuestra morada va á quedar desierta. Y os declaro que ya no me veréis mas, hasta que llegue el dia en que digais: Bendito sea el que Viene en nombre del Señor.
1 Y sucedió que habiendo entrado Jesus en casa de uno de los principales Fariseos á comer en un dia de sábado, le estaban estos acechando.