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CAPÍTULO XIII.

24 Esforzáos [1] á entrar por la puerta angosta, porque os aseguro que muchos buscarán cómo entrar, y no podrán.

25 Y despues que el padre de familias hubiere entrado, y cerrado la puerta, empezareis, estando fuera, á llamar á la puerta diciendo: Señor, Señor, ábrenos: y el os responderá: No os conozco, ni sé de donde sois:

26 entónces alegaréis á favor vuestro: Nosotros hemos comido, y bebido contigo, y tú predicaste en nuestras plazas.

27 Y él os repetirá: No os conozco, ni sé de dónde sois. Apartáos léjos de mí todos vosotros, artífices de la maldad.

28 Allí será el llanto y el rechinar de dientes: cuando veréis a Abraham, y á Isaac, y á Jacob, y á todos los Profetas en el reino de Dios, mientras vosotros sois arrojados fuera.

29 Y vendrán tambien gentes del Oriente y del Occidente, del Norte y del Mediodia, y se pondrán á la mesa en el convite del reino de Dios.

30 Y ved aquí que los que son ahora los últimos, serán entónces los primeros, y los que son primeros, serán entónces los últimos.


  1. El verbo griego ἀγωνίζομαι tiene mas énfasis ó energia de la que tiene el verbo latino contendite: aquel denota los esfuerzos que hacian los que disputaban el premio en los juegos gymnásticos; y de aquí viene el llamarse agonizar y agonía el estado del hombre cuando lidia con la muerte.