ron en una ciudad de samaritanos á prepararte hospedage.
53 Mas no quisieron recibirle, porque daba á conocer que iba á Jerusalem [1].
54 Viendo esto sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: ¿Quieres que mandemos que llueva fuego del cielo y los devore [2]?
55 Pero Jesus vuelto a ellos los reprendió, diciendo: No sabeis á qué espíritu perteneceis.
56 El Hijo del hombre [3] no ha venido para perder á los hombres, sino para salvarlos. Y con esto se fueron á otra aldea.
57 Mientras iban andando su camino, hubo un hombre que le dijo: Señor, yo te seguiré á donde quiera que fueres.
58 Pero Jesus le respondió: Las raposas tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas entiende que el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza.
59 A otro empero le dijo Jesus: Sígueme; mas este respondió: Señor, permíteme que vaya antes, y dé sepultura á mi padre.
60 Replicóle Jesus: Deja tú á los muertos, ó á los que no tienen fé, el cuidado de sepultar á sus muertos; pero tú, que eres llamado de lo alto, vé, y anuncia el reino de Dios.
- ↑ Véase Samaritanos.
- ↑ Como hizo Elías contra los falsos profetas, IV. Reg. I.
- ↑ Cuyo ejemplo y espíritu debeis imitar.