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CAPÍTULO IX.

45 Pero ellos no entendieron este lenguage, y les era tan oscuro el sentido de estas palabras, que nada comprendieron, ni tuvieron valor para preguntarle sobre lo dicho.

46 Y lo que es mas de admirar, les vino al pensamiento cuál de ellos seria el mayor.

47 Pero Jesus, leyendo los afectos de su corazon, tomó de la mano a un niño, símbolo de humildad, y le puso junto á sí,

48 y les dijo: Cualquiera que acogiere á este niño por amor mio, á mí me acoge; y cualquiera que me acogiere á mí, acoge al que me ha enviado. Y así, aquel que es ó se tiene por el menor entre vosotros, ese es el mayor en el reino de los cielos.

49 Entonces Juan tomando la palabra, dijo: Maestro, hemos visto á uno lanzar los demonios en tu nombre, pero se lo hemos vedado, porque no anda con nosotros en tu seguimiento.

50 Díjole Jesus: No se lo prohibais, porque quien no está contra vosotros, por vosotros está.

51 Y cuando estaba para cumplirse el tiempo en que Jesus habia de salir del mundo, se puso en camino, mostrando un semblante decidido [1] para ir á Jerusalem, á consumar su sacrificio.

52 Y despachó a algunos delante de si para anunciar su venida: los cuales habiendo partido, entra-


  1. Véase una frase semejante en Jeremías cap. XLII. v.15.