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SAN LUCAS.

38 Pedíale aquel hombre, de quien habian salido los demonios, que le llevase en su compañía. Pero Jesus le despidió, diciendo:

39 Vuélvete á tu casa, y cuenta las maravillas que Dios ha obrado á favor tuyo. Y fuese por toda la ciudad, publicando los grandes beneficios que Jesus le habia hecho.

— 40 Habiendo regresado Jesus á Galilea, salió el pueblo á recibirlo; porque todos estaban esperándole con ansia.

41 Entónces se le presentó un gefe de la Synagoga llamado Jairo, el cual se postró á sus pies, suplicándole que viniese á su casa,

42 porque tenia una hija única de cerca de doce años de edad, que se estaba muriendo. Al ir pues allá, y hallándose apretado del tropel de las gentes que le seguian,

43 sucedió que cierta muger enferma despues de doce años de un flujo de sangre, la cual habia gastado en médicos toda su hacienda, sin que ninguno hubiese podido curarla,

44 se arrimó por detrás, y llena de confianza le tocó la orla de su vestido; y al instante mismo paró el flujo de sangre.

45 Y dijo Jesus: ¿Quién es el que me ha tocado? Excusandose todos, dijo Pedro con sus compañeros: Maestro, un tropel de gentes te comprime y sofoca, y preguntas: ¿Quién me ha tocado?

46 Pero Jesus replicó: Alguno me ha tocado de propósito; pues yo he sentido salir de mi cierta virtud.