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SAN LUCAS.
CAPÍTULO VII.
Sana Jesus al criado del centurion. Resucita al hijo de la viuda de Naim. Responde á los mensageros de Juan Bautista. Increpa á los judíos, y los compara á unos niños que juegan. Una muger le unge los pies. Parábola de los dos deudores. (Matth. 3, 8, 9, 11, 26. Marc. 1, 14. Joann. 4, 11, 12.)

1 Concluida toda su plática al pueblo que le escuchaba, entró en Capharnaum.

2 Hallábase allí á la sazon un centurion que tenia enfermo y á la muerte un criado á quien estimaba mucho.

3 Habiendo oido hablar de Jesus, envióle algunos de los Ancianos ó senadores de los judios, á suplicarle que viniese á curar á su criado.

4 Ellos en consecuencia llegados que fueron á Jesus, le rogaban con grande empeño que condescendiese: Es un sugeto, le decian, que merece que le hagas este favor;

5 porque es afecto á nuestra nacion; y aun nos ha fabricado una synagoga.

6 Iba pues Jesus con ellos. Y estando ya cerca de la casa, el centurion le envió á decir por sus amigos: Señor, no te tomes esa molestia; que no merezco yo que tú entres dentro de mi morada:

7 por cuya razon tampoco me tuve por digno de salir en persona á buscarte; pero di tan solo una palabra, y sanará mi criado;