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SAN LUCAS.

39 Del mismo modo, ninguno acostumbrado á beber vino añejo, quiere inmediatamente del nuevo, porque dice: Mejor es el añejo.

CAPÍTULO VI.
Jesus defiende á sus discípulos, y redarguye á los Escribas y Fariseos sobre la observancia del sábado: nombra los doce apóstoles: cura enfermos; y predica aquel admirable sermon en que declara los fundamentos de la Ley nueva. (Matth. 5, 7, 10, 12. Marc. 2, 3, 4. Joann. 13.)

1 Aconteció tambien en el sábado, llamado segundo-primero [1], que pasando Jesus por junto á unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas, y estregándolas entre las manos, comian los granos.

2 Algunos de los Fariseos les decian: ¿Por qué haceis lo que no es lícito en sabado?

3 Y Jesus, tomando la palabra, les respondió: ¿Pues qué, no habeis leido vosotros lo que hizo David, cuando él, y los que le acompañaban padecieron hambre:

4 como entró en la Casa de. Dios, y tomó los panes de la proposicion [2], y comió, y dió de ellos á sus compañeros; siendo así que á nadie se permite el comerlos sino á solos los sacerdotes?

5 Y añadióles: El Hijo del hombre es dueño aun del sábado mismo.

6 Sucedió que Entró otro sábado en la synagoga, y


  1. Véase Sábado.
  2. Véase Pan.