respondiendo, les dijo: ¿Qué es lo que andais revolviendo en vuestros corazones?
23 ¿Qué es mas fácil, decir: Tus pecados te son perdonados; ó decir: Levánlate, y anda?
24 Pues para que sepais que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados: Levántate, (dijo al paralitico) yo te lo mando, carga con tu camilla, y véte á tu casa.
25 Y levantándose al punto á vista de todos, cargó con la camilla en que yacia; y marchóse á su casa dando gloria á Dios.
26 Con lo cual todos quedaron pasmados, y glorificaban á Dios. Y penetrados de un santo temor, decian: Hoy sí que hemos visto cosas maravillosas.
— 27 Despues de esto, saliendo á fuera, ácia el lago de Genesareth, vió á un publicano llamado Leví, sentado al banco ó mesa de los tributos, y díjole: Sígueme.
28 Y Leví abandonándolo todo, se levantó y le siguió.
29 Dióle Leví despues un gran convite en su casa; al cual asistió un grandisimo número de publicanos, y de otros que los acompañaban á la mesa.
30 De lo cual murmuraban los Fariseos y los Escribas de los judíos, diciendo a los discípulos de Jesus: ¿Cómo es que comeis y bebeis con publicanos, y con gentes de mala vida [1]?
- ↑ La envidia y la hipocresía son casi siempre el orígen de la propension que tienen muchos a murmurar, y censurar