15 Sin embargo su fama se extendia cada dia mas, por manera que los pueblos acudian en tropas a oirle, y á ser curados de sus enfermedades.
16 Mas no por eso dejaba él de retirarse á la soledad, y de hacer allí oracion.
— 17 Estaba Jesus un dia sentado enseñando, y estaban asimismo sentados allí varios Fariseos y doctores de la ley, que habian venido de todos los lugares de Galilea y de Judea, y de la ciudad de Jerusalem para espiarle; y la virtud del Señor se manifestaba en sanar á los enfermos.
18 Cuando hé aquí que llegan unos hombres que traian tendido en una camilla á un paralítico; y hacian diligencias por meterle dentro de la casa en que estaba Jesus, y ponérsele delante.
19 Y no hallando por donde introducirle á causa del gentío, subieron sobre el terrado [1], y abierto el techo, le descolgaron con la camilla al medio delante de Jesus.
20 El cual viendo su fé, dijo: ¡Oh hombre y tus pecados te son perdonados.
21 Entonces los Escribas y Fariseos empezaron á pensar mal, diciendo para consigo: ¿Quién es este, que así blasfema? ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?
22 Mas Jesus, que conoció sus pensamientos,