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CAPÍTULO I

ñor. No beberá vino [1] ni cosa que pueda embriagar, y será lleno del Espíritu santo ya desde el seno de su madre;

16 y convertirá á muchos de los hijos de Israél al Señor Dios suyo:

17 delante del cual irá él, revestido del espíritu y de la virtud o celo de Elías [2], para reunir los corazones de los padres ó patriarcas con los de los hijos, y conducir los inerédulos á la prudencia y fé de los antiguos justos, á fin de preparar al Señor un pueblo perfecto.

18 Pero Zachàrías respondió al ángel: ¿Por dónde pondré yo certificarme de eso? porque ya soy yo viejo, y mi muger de edad muy avanzada.

19 El ángel replicándole dijo: Yo soy Gabriel, que asisto al trono de Dios, de quien he sido enviado á hablarte, y á traerte esta feliz nueva.

20 Y desde ahora quedarás mudo, y no podrás hablar, hasta el dia en que sucedan estas cosas, por cuanto no has creido á mis palabras, las cuales se cumplirán á su tiempo.

21 Entre tanto estaba el pueblo esperando á Zachârías, y maravillándose de que se detuviese tanto en el Templo.

22 Salido en fin, no podia hablarles palabra: de donde conocieron que habia tenido en el Templo al-