no puede entender el que ignora los diferentes usos y costumbres, y frases ó modismos de las antiquísimas naciones, cuyos sucesos se refieren en los idiomas orientales, tan diferentes de los europeos. Tales notas son sumamente necesarias, y servirán de mucho consuelo al piadoso lector en aquellos lugares de la Escritura, que Dios por sus altos designios, y para ejercitar nuestra humildad y conservar la dignidad debida á su palabra, como dicen los santos Padres [1], ha dispuesto queden cubiertos con el velo de la oscuridad: velo que solamente podrá descorrer algun tanto el hombre con los auxilios de la divina Sabiduría, valiéndose de su propio estudio, y del trabajo y meditacion de los que le han precedido.
Ademas vivimos en un tiempo en que la fe está sumamente amortiguada, y son casi del todo desconocidos aquel respeto y humildad con que los antiguos cristianos se
- ↑ S. Aug. lib. II. De doct. christ, c. 6.—In Ps. CIII.— Contra mead, c. 10.—S. Joann. Chrys. Hom. XLIV. in cap. 23. S. Matth, etc.'